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Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé;
a ti, mi Dios, pedi ayuda,
y desde tu templo me escuchaste;
¡mis gemidos llegaron a tus oídos!

»La tierra tembló y se estremeció;
los cimientos de los cielos se cimbraron;
¡se sacudieron por la indignación del Señor!
Humo salía de su nariz
y de su boca brotaba fuego destructor;
¡su furor inflamaba los carbones!

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