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Así que, decídete y sal a animar a los soldados; pues te juro por Dios que si no sales ahora, no quedará nadie contigo esta noche; y esta será la peor de todas las desgracias que te hayan sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Entonces el rey se levantó, se sentó en la puerta y avisaron a la tropa:

— El rey está sentado en la puerta.

Y toda la tropa se presentó ante el rey.

Regreso de David

Los israelitas habían huido a sus tiendas, 10 y en todas las tribus de Israel la gente discutía, diciendo:

— El rey nos ha salvado de todos nuestros enemigos y nos ha librado de los filisteos. Pero ha tenido que abandonar el país por culpa de Absalón.

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