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»Me permito sugerir que salga usted ahora mismo y anime a su ejército. De lo contrario, le juro a usted por Dios que para mañana no habrá nadie que lo apoye. ¡Y eso será peor que todos los males que usted haya tenido desde su juventud!»

Entonces el rey se levantó y ocupó su trono a la entrada de la ciudad de Mahanaim. Cuando sus soldados lo supieron, todos ellos marcharon ante él.

David regresa a Jerusalén

Mientras tanto, todos los israelitas habían huido a sus casas, y por todo el país se comentaba:

«El rey David nos libró de los filisteos y de nuestros enemigos, pero por culpa de Absalón tuvo que abandonar el país.

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