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resulta que amas a los que te odian y odias a los que te aman. Hoy has demostrado que para ti no cuentan ni jefes ni soldados. Ahora me doy cuenta de que te habría gustado más que Absalón estuviera vivo y todos nosotros muertos. Así que, decídete y sal a animar a los soldados; pues te juro por Dios que si no sales ahora, no quedará nadie contigo esta noche; y esta será la peor de todas las desgracias que te hayan sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Entonces el rey se levantó, se sentó en la puerta y avisaron a la tropa:

— El rey está sentado en la puerta.

Y toda la tropa se presentó ante el rey.

Regreso de David

Los israelitas habían huido a sus tiendas,

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