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―Bien —dijo el rey—, haré lo que os parezca más conveniente.

Dicho esto, se puso a un lado de la entrada de la ciudad, mientras todos los soldados marchaban en grupos de cien y de mil. Además, el rey dio esta orden a Joab, Abisay e Itay:

―No me tratéis con dureza al joven Absalón.

Y todas las tropas oyeron las instrucciones que el rey le dio a cada uno de sus generales acerca de Absalón.

El ejército marchó al campo para pelear contra Israel, y la batalla se libró en el bosque de Efraín.

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