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11 Y ella dijo: «Le ruego, oh rey, que se acuerde del Señor su Dios, para que el vengador de sangre no aumente el daño(A), no sea que destruya a mi hijo». Y él dijo: «Vive el Señor, ni un pelo de tu hijo caerá a tierra(B)».

12 Dijo entonces la mujer: «Permita que su sierva diga una palabra a mi señor el rey». «Habla», le dijo David. 13 Y la mujer dijo: «¿Por qué, pues, ha pensado tal cosa contra el pueblo de Dios(C)? Porque al decir esta palabra, el rey se hace como uno que es culpable, ya que el rey no hace volver a su desterrado(D).

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