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12 E hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el anochecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del SEÑOR y por la casa de Israel; porque habían caído a espada. 13 Después David preguntó al joven que le informaba:

—¿De dónde eres tú?

Él respondió:

—Soy hijo de un extranjero, un amalequita.

14 Le dijo David:

—¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido del SEÑOR?

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