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Pero mientras un hombre daba hachazos a un árbol, se le cayó el hacha de la manga y gritó:

—¡Ay, señor! Era un hacha prestada.

El hombre de Dios le dijo:

—¿Por dónde cayó?

El hombre le indicó a Eliseo el lugar donde se le había caído el hacha. Entonces Eliseo cortó un palo y lo tiró al agua. El palo hizo que el hacha de hierro flotara. Eliseo le dijo:

—Agárrala.

El hombre extendió la mano y la agarró.

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