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39 Uno de los jóvenes fue al campo a buscar verduras y regresó con algunas calabazas silvestres, las partió y las puso en una olla, sin saber que eran venenosas. 40 Pero después que los hombres comieron un poco, gritaron:

―¡Señor, el guiso de la olla es venenoso!

41 ―Tráiganme un poco de harina —dijo Eliseo.

La puso dentro de la olla, y dijo:

―Ya todo está bien, así que pueden servirle a todos para que coman.

Así que todos comieron, sin sufrir ningún daño.

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