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Milagros en beneficio de los profetas

38 Cuando Eliseo volvió a Gilgal, se encontró con que había una grave hambruna en la región. Como los hijos de los profetas estaban con él, le ordenó a su criado:

«Pon una olla grande, y haz un guisado para los profetas.»

39 Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, y halló una planta parecida a una parra silvestre; llenó su manto con los frutos de esa planta y regresó, y al llegar cortó los frutos y los echó en la olla del guisado, sin saber qué clase de frutos eran. 40 Después se sirvió el guisado para que comieran los profetas, pero en cuanto ellos lo probaron, dijeron:

«¡Varón de Dios, lo que hay en la olla nos va a matar!»

Y no lo pudieron comer.

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