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24 Después hizo ensillar el asna, y dijo al criado:

—Guía y adelante. No hagas que me detenga en el camino, sino cuando yo te lo diga.

25 Partió, pues, y llegó al monte Carmelo, donde estaba el varón de Dios. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi:

—Ahí viene la sunamita. 26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla y le digas: “¿Te va bien a ti? ¿Les va bien a tu marido y a tu hijo?”

—Bien —dijo ella.

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