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23 Él preguntó:

—¿Para qué vas a verlo hoy? No es luna nueva ni sábado.

Y ella respondió:

—Paz.

24 Después hizo aparejar el asna y dijo a su criado:

—Toma la rienda y anda. No te detengas por mí en el viaje, a menos que yo te lo diga.

25 Ella se marchó y llegó a donde estaba el hombre de Dios, en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Guejazi:

—He allí la sunamita.

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