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23 ―¿Para qué vas a verle hoy? —le preguntó su esposo—. No es día de luna nueva ni sábado.

―No importa —respondió ella.

24 Entonces hizo aparejar la burra y le ordenó al criado:

―¡Anda, vamos! No te detengas hasta que te lo diga.

25 La mujer se puso en marcha y llegó al monte Carmelo, donde estaba Eliseo, el hombre de Dios. Este la vio a lo lejos y le dijo a su criado Guiezi:

―¡Mira! Ahí viene la sunamita.

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