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Pero no les pidan cuentas a los que están encargados de pagar, pues ellos proceden con toda honradez».

El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la ley en el templo del Señor». Entonces se lo entregó a Safán, y este, después de leerlo, fue y le informó al rey:

―Tus ministros han recogido el dinero[a] que estaba en el templo del Señor y se lo han entregado a los trabajadores y a los supervisores.

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Footnotes

  1. 22:9 recogido el dinero. Lit. fundido la plata.