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Puso la imagen tallada de Asera que había hecho, en la casa de la cual el SEÑOR había dicho a David y a su hijo Salomón: “En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre. No volveré a desplazar los pies de Israel de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que procuren hacer conforme a todas las cosas que les he mandado, y conforme a toda la ley que les mandó mi siervo Moisés[a]”.

Pero ellos no escucharon, y Manasés hizo que se desviaran, e hicieron lo malo, más que las naciones que el SEÑOR había destruido ante los hijos de Israel.

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