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21 Y salió al manantial de las aguas, echó dentro la sal y dijo:

—Así ha dicho el SEÑOR: “Yo saneo estas aguas, y no habrá en ellas más muerte ni esterilidad”.

22 Y así fueron saneadas las aguas hasta el día de hoy, conforme a las palabras que Eliseo pronunció.

Eliseo y los muchachos de Betel

23 Después fue de allí a Betel; y cuando subía por el camino, salieron unos muchachos pequeños de la ciudad y se burlaban de él diciéndole:

—¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!

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