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Cuando estos hombres recibieron la carta, tomaron a los setenta muchachos y los mataron. Después echaron sus cabezas en unas canastas y se las enviaron a Jehú a la ciudad de Jezreel.

Un mensajero fue a avisarle a Jehú que habían traído las cabezas de los hijos de Ahab. Entonces Jehú ordenó:

—Pónganlas en dos montones a la entrada de la ciudad, y déjenlas allí hasta mañana.

A la mañana siguiente, Jehú salió, y puesto de pie, le dijo al pueblo:

«Ustedes son inocentes. Yo me puse en contra de mi rey y lo maté. Pero ¿quién mató a todos estos?

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