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elijan al mejor y más capaz de los hijos de su señor y luchen a favor de la dinastía de su señor».

Sin embargo, los líderes y los ancianos de Jezrel se atemorizaron y dijeron: «Si dos reyes no pudieron detener a Jehú, mucho menos nosotros». Entonces el administrador del palacio de Acab, el gobernador de la ciudad, los ancianos líderes y los que tenían a cargo a los hijos del rey mandaron este mensaje a Jehú: «Somos sus siervos y haremos lo que usted diga. No vamos a declarar rey a nadie, así que haz lo que consideres mejor».

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