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“Ya que tienen con ustedes a los hijos de su señor, carros y caballos, una ciudad fortificada y armamento, cuando reciban esta carta, disciernan cuál es el mejor y el más recto entre los hijos de su señor, siéntenlo en el trono de su padre y defiendan la dinastía de su señor”.

Ellos quedaron aterrorizados y dijeron:

— Si dos reyes no han podido resistírsele, ¿cómo podremos nosotros?

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