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32 Mataron al comandante de las tropas de Timoteo, uno de los hombres más impíos, que había hecho sufrir mucho a los judíos. 33 Mientras celebraban la victoria en Jerusalén, quemaron a los que habían incendiado las puertas del templo, y también a Calístenes, que estaba refugiado en una choza; así recibió éste el castigo que merecía por su profanación.

Huida y confesión de Nicanor

34 Nicanor, aquel desalmado que había traído mil negociantes para la venta de los judíos,

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