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El que no aceptaba las costumbres griegas era condenado a morir. Todo esto fue sólo el comienzo de la desgracia que vendría después.

10 Así, por ejemplo, dos mujeres fueron acusadas de circuncidar a sus hijos. Como castigo, les ataron sus hijos al pecho y las arrastraron por toda la ciudad. Después las arrojaron desde lo alto de la muralla. 11 Otros fueron acusados ante el oficial Filipo de haberse reunido en unas cuevas cercanas, para celebrar a escondidas el sábado. Todos ellos fueron quemados, y por respeto al día sábado ninguno se defendió.

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