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29 Los que lo conducían, al escuchar sus palabras, que ellos tenían por propias de un loco, cambiaron su anterior afabilidad en dureza. 30 Pero Eleazar, ya a punto de morir a causa de los golpes, dijo suspirando: «El Señor lo conoce todo sin error. Él sabe que, aunque pude escapar de la muerte, sufro en mi cuerpo terribles dolores a causa de los azotes; pero sabe también que en mi interior sufro con alegría por la reverencia que le tengo.» 31 Y de esta manera murió, dejando con su muerte, no sólo a los jóvenes sino a la nación entera, un ejemplo de valentía y un recuerdo de virtud.

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