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La angustia de Onías y el pueblo

14 Cuando llegó el día en que Heliodoro iba a entrar en el templo para contar el dinero, toda la gente de la ciudad se llenó de angustia. 15 Los sacerdotes, con sus ropas sacerdotales, oraban a Dios de rodillas delante del altar. En sus oraciones le recordaban a Dios que él mismo había dado las leyes acerca del dinero depositado en el templo. Por eso, le pedían que protegiera el dinero de la gente que lo había guardado allí. 16-17 Daba tristeza ver al jefe de los sacerdotes, pues temblaba de miedo, y su rostro estaba muy pálido. Todos los que lo veían podían darse cuenta de su inmenso dolor.

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