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11 También le dijo que todo ese dinero llegaba a trece mil doscientos kilos de plata y seis mil seiscientos kilos de oro, aunque una parte de esa riqueza pertenecía a Hircano, el hijo de Tobías, quien tenía un cargo muy importante. Así le hizo ver que todo cuanto había dicho el malvado Simón era una mentira, 12 y que sería muy injusto quitarles el dinero a las personas que lo habían dejado allí. Esas personas confiaban en que el templo era un lugar sagrado y respetado por todo el mundo.

13 A pesar de todo, Heliodoro tenía que cumplir con sus órdenes. Por eso, insistió en que debía llevarle al rey todo ese dinero.

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