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30 Y Judas, que se había entregado todo entero, en cuerpo y alma, a luchar en primera fila por sus conciudadanos, sin perder el afecto que desde joven había sentido por su pueblo, ordenó que le cortaran la cabeza a Nicanor y el brazo derecho, y que los llevaran a Jerusalén.

31 Judas mismo fue a Jerusalén, y después de reunir a sus conciudadanos y a los sacerdotes, se colocó delante del altar, mandó llamar a los que estaban en la ciudadela 32 y les mostró la cabeza del impío Nicanor y el brazo que él, insultando a Dios, había dirigido lleno de arrogancia contra el santo templo del Todopoderoso;

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