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19 La angustia de los que quedaban en la ciudad no era menor, con la preocupación por el combate que iba a librarse a campo abierto. 20 Todos esperaban el desenlace de la acción. Los enemigos ya habían concentrado sus fuerzas; el ejército estaba dispuesto en orden de batalla, los elefantes colocados en posición estratégica y la caballería situada en las alas. 21 Al ver Macabeo el ejército que se acercaba, la variedad de sus armamentos y la fiereza de los elefantes, extendió sus brazos al cielo e invocó al Señor, que hace prodigios, sabiendo que el Señor da la victoria a los que la merecen, no gracias a las armas sino según él mismo decide.

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