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10 Cuando Judas Macabeo supo esto, les ordenó a sus soldados que oraran a Dios de día y de noche, para que los ayudara como lo había hecho en el pasado, y que no permitiera que les quitaran su ley, su patria y su templo. 11 También les ordenó que le rogaran a Dios no dejar que su pueblo, que estaba disfrutando de un poco de libertad, fuera dominado por los enemigos que insultaban al Dios de Israel.

12 Todos cumplieron esta orden. Durante tres días, entre lamentos, ayunos y oraciones, le pidieron con fuerza a Dios que, en su gran misericordia, los ayudara. Judas, por su parte, los animó y les pidió que estuvieran listos para la batalla.

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