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10 Como Dios había tenido compasión de ellos, marcharon en orden de combate. Al frente de ellos iba el guerrero celestial. 11 Se lanzaron contra el enemigo como leones, y derribaron a once mil soldados y a mil seiscientos jinetes. A los demás los obligaron a huir, 12 heridos y sin armas. Lisias mismo escapó con vida, pero muy avergonzado por la derrota.

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