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Eliseo y los sirios

Estaba el rey de Siria en guerra contra Israel, y en consejo con sus siervos dijo: «En tal y tal lugar estará mi campamento.» Entonces el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: «No pases por tal lugar, porque los sirios van hacia allá.» 10 De manera que el rey de Israel enviaba gente a aquel lugar que el varón de Dios le había dicho. Así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.

11 El corazón del rey de Siria se turbó por esto, así que llamó a sus siervos y les dijo:

—¿No me descubriréis vosotros quién de los nuestros está de parte del rey de Israel?

12 Uno de los siervos respondió:

—No, rey y señor mío; el profeta Eliseo, que está en Israel, es el que hace saber al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu habitación más secreta.

13 El rey ordenó:

—Id y ved dónde está, para que yo envíe a apresarlo.

Alguien le dijo:

—Está en Dotán.

14 Y el rey envió allí gente de a caballo, carros y un gran ejército, los cuales llegaron de noche y sitiaron la ciudad. 15 El criado que servía al varón de Dios se levantó de mañana y salió. Al ver que el ejército tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros, dijo a Eliseo:

—¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?

16 Eliseo respondió:

—No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

17 Y oró Eliseo, diciendo: «Te ruego, Jehová, que abras sus ojos para que vea.» Jehová abrió entonces los ojos del criado, y éste vio que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

18 Cuando los sirios descendían hacia él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: «Te ruego que hieras con ceguera a esta gente.»

Y Jehová los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo. 19 Después les dijo Eliseo:

«No es éste el camino ni es ésta la ciudad; seguidme y yo os guiaré al hombre que buscáis.»

Y los guió a Samaria. 20 Cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: «Jehová, abre los ojos de estos para que vean.» Jehová les abrió los ojos y vieron que se hallaban en medio de Samaria. 21 Al verlos el rey de Israel, le preguntó a Eliseo:

—¿Los mataré, padre mío?

22 Él le respondió:

—No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Sírveles pan y agua; que coman y beban, y que vuelvan a sus señores.

23 Entonces se les preparó una gran comida. Cuando hubieron comido y bebido, los despidió, y ellos volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.

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