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11 Entonces Dios envió a los ejércitos asirios, los que capturaron a Manasés y se lo llevaron atado con grillos y cadenas de bronce a Babilonia. 12 Allí, finalmente, él se dio cuenta de lo que había hecho, y se humilló por completo ante Dios, y le imploró ayuda. 13 Y el Señor lo oyó, y respondió a su petición haciéndole regresar a Jerusalén y a su reinado. Por fin Manasés había comprendido que el Señor realmente es Dios.

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