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19 Les decían que el Dios de Jerusalén era igual a los dioses de los otros pueblos de la tierra obra del ser humano.

20 Debido a esto, el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron y pidieron ayuda al cielo. 21 Entonces el SEÑOR mandó a un ángel que aniquiló a todos los soldados, capitanes y comandantes del campamento del rey de Asiria y este se vio obligado a volver a su país, cubierto de vergüenza. Cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo asesinaron a espada.

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