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Pero un hombre de Dios fue a verlo y le dijo:

―Oh rey, no permitas que el ejército de Israel vaya contigo, porque el Señor no está con esos efraimitas. Si tú vas con ellos, Dios te derribará delante de tus enemigos aunque luches valerosamente, porque Dios tiene poder para ayudar y poder para derribar.

Amasías le preguntó al hombre de Dios:

―¿Qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que pagué al ejército de Israel?

―El Señor puede darte mucho más que eso —respondió.

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