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Además, tomó a sueldo a cien mil hombres valientes de Israel, por tres mil trescientos kilos de plata.

Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo:

—Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque el SEÑOR no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín. Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.

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