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Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: «¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés, siervo de Jehová, impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del Testimonio?» Pues la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.

Mandó, pues, el rey que hicieran un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;

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