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27 Los hombres de Judá y Jerusalén, con Josafat a la cabeza, regresaron contentos a Jerusalén, pues el Señor los había llenado de alegría a costa de sus enemigos. 28 Llegaron a Jerusalén y entraron en el Templo al son de salterios, cítaras y trompetas.

29 Un pánico sagrado invadió a todos los reinos vecinos al enterarse de que el Señor luchaba contra los enemigos de Israel.

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