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Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no lo pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que le construya una casa, aunque sea solo para quemar incienso delante de él?

Ahora pues, envíame un hombre hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en carmesí y en material azul, y que sea experto en tallados, para que trabaje junto con los que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado mi padre David. Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos

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