Add parallel Print Page Options

Sin embargo, ¿quién podrá alguna vez edificarle un templo tan grande, si ni los más altos cielos poseen suficiente grandeza para contenerlo? Y, ¿quién soy yo para que se me permita edificar un templo para Dios? Pero va a ser un lugar para adorarlo.

»Envíame, pues, un experto en trabajos de oro, plata, hierro y bronce; que también sea experto en el arte de tejer la púrpura, la tela carmesí y el género azul; y que sea también perito grabador para trabajar junto a los artesanos de Judá y de Jerusalén, que fueron designados por mi padre David.

»Mándame, además, madera de cedro, ciprés y sándalo de los bosques del Líbano, por cuanto tus hombres son los mejores que hay para cortar estos árboles. Yo te enviaré trabajadores para que les ayuden.

Read full chapter