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El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías ante ellos. 10 Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía:

— El Señor dice: “¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!”.

11 Y todos los profetas profetizaban lo mismo:

— ¡Ataca a Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey!

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