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21-22 Dios le preguntó cómo iba a hacerlo. El espíritu dijo que haría que los profetas dijeran mentiras. Dios le permitió ir y hacer que los profetas dijeran mentiras, para convencer a Ahab. Así que Dios ha decidido que en esta batalla seas derrotado.

23 Entonces Sedequías hijo de Quenaaná se acercó, le dio a Micaías una bofetada en la cara y le dijo:

—¿Cómo te atreves a decir que el espíritu de Dios me ha abandonado, y que te ha hablado a ti?

24 Y Micaías le contestó:

—Cuando se cumpla lo que dije, te darás cuenta de que he dicho la verdad, y tendrás que esconderte donde puedas.

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