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Guerra contra Basá de Israel (1 Re 15,17-22.24)

16 El año trigésimo sexto del reinado de Asá, Basá, el rey de Israel, atacó a Judá y fortificó Ramá para cortar las comunicaciones a Asá, el rey de Judá. Asá sacó oro y plata de los tesoros del Templo del Señor y del palacio real y se los envió a Benadad, rey de Aram, que residía en Damasco, con este mensaje:

— Hagamos un pacto tú y yo, como lo hicieron nuestros padres. Te envío plata y oro. Rompe tu pacto con Basá, para que deje de atacarme.

Benadad aceptó la propuesta del rey Asá y envió a los jefes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; atacaron Iyón, Dan, Abel Main y todos los almacenes de las ciudades de Neftalí. Cuando Basá se enteró, dejó de fortificar Ramá y suspendió las obras. Entonces el rey Asá tomó consigo a todo Judá, se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Basá había empleado para fortificarla y con ellas fortificó Guibeá y Mispá.

En aquella ocasión el profeta Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo:

— Por haberte apoyado en el rey de Aram, en vez de apoyarte en el Señor tu Dios, el ejército del rey de Aram se te ha escapado. Recuerda que los cusitas y los libios tenían un gran ejército con numerosos carros y caballos; y sin embargo, el Señor los entregó en tu poder, porque te apoyaste en él. El Señor recorre toda la tierra con su mirada para fortalecer a los que le son plenamente fieles. Pero tú, en esta ocasión, has perdido la cabeza. Por eso, a partir de ahora tendrás guerras.

10 Asá se indignó con el profeta y lo metió en la cárcel, enfurecido por sus palabras. Por aquella época Asá también reprimió duramente a algunos ciudadanos. 11 La historia de Asá, de principio a fin, está escrita en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 12 El año trigésimo noveno de su reinado, Asá enfermó gravemente de gota, pero tampoco en la enfermedad acudió al Señor, sino a los médicos. 13 Asá murió el año cuadragésimo primero de su reinado y descansó con sus antepasados. 14 Fue enterrado en el sepulcro que se había hecho en la Ciudad de David, colocado en un lecho lleno de diversas clases de perfumes, elaborados por expertos perfumistas. Luego encendieron en su honor una enorme pira.