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Quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas las ciudades de Judá.

El reino estuvo en calma bajo él, y edificó ciudades fortificadas en Judá, porque había tranquilidad en la tierra. En aquellos años no había guerra contra él, porque el SEÑOR le había dado reposo. Por tanto, dijo a Judá: “Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras la tierra esté ante nosotros, porque hemos buscado al SEÑOR nuestro Dios. Lo hemos buscado, y él nos ha dado reposo por todas partes”. Entonces edificaron y fueron prosperados.

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