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con 1,200 carros y 60,000 hombres de a caballo. Y era innumerable el pueblo que vino con él de Egipto: los libios, los suquienos y los etíopes(A). Y tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén(B).

Entonces el profeta Semaías(C) vino a Roboam y a los príncipes de Judá que se habían reunido en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: «Así dice el Señor: “Ustedes me han abandonado, por eso también Yo los abandono(D) en manos de Sisac”».

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