Add parallel Print Page Options

¡Queremos estar en el hogar de Dios!

Bien sabemos que en este mundo vivimos como en una tienda de campaña, que un día será destruida. Pero en el cielo tenemos una casa permanente, construida por Dios y no por seres humanos. 2-3 Mientras vivimos en este mundo, suspiramos por la casa donde viviremos para siempre. Sabemos que, cuando estemos allí, estaremos bien protegidos. Mientras vivimos en esta tienda de campaña, que es nuestro cuerpo, nos sentimos muy tristes y cansados. Y no es que no queramos morir. Más bien, quisiéramos que nuestros cuerpos fueran transformados, y que lo que ha de morir se cambie por lo que vivirá para siempre. Dios nos preparó para ese cambio y, como prueba de que así lo hará, nos dio el Espíritu Santo.

Por eso estamos siempre alegres. Sabemos que, mientras vivamos en este cuerpo, estaremos lejos del Señor. Pero, aunque no lo podamos ver, confiamos en él. No nos sentimos tristes, aunque preferiríamos dejar este cuerpo para ir a vivir con el Señor. Por eso tratamos de obedecerlo, ya sea en esta vida o en la otra. 10 Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hicimos mientras vivíamos en este cuerpo, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue.

¡Seamos amigos de Dios!

11 Nosotros sabemos que hay que obedecer y adorar a Dios. Por eso tratamos de convencer a los demás para que crean en él. Dios nos conoce muy bien, y espero que también ustedes nos conozcan. 12 No estamos tratando de impresionarlos al hablar bien de nosotros mismos. Lo que queremos es darles una razón para que se sientan orgullosos de nosotros. Así sabrán cómo responder a los que se creen importantes, y que en realidad no lo son.

13 Si acaso estamos locos, lo estamos por querer servir a Dios. Y si no lo estamos, es para el bien de ustedes. 14 El amor de Cristo domina nuestras vidas. Sabemos que él murió por todos y que, por lo tanto, todos hemos muerto. 15 Así que, si Cristo murió por nosotros, ya no debemos vivir más para nosotros mismos, sino para Cristo, que murió y resucitó para darnos vida.

16 A partir de ahora, ya no vamos a valorar a los demás desde el punto de vista humano. Y aunque antes valorábamos a Cristo de esa manera, ya no seguiremos valorándolo así. 17-19 Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos. 20 Cristo nos envió para que hablemos de parte suya, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.

21 Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.

Nuestra morada celestial

De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas. Mientras tanto, suspiramos anhelando ser revestidos de nuestra morada celestial, porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará desnudos. Realmente, vivimos en esta tienda de campaña suspirando y agobiados, pues no deseamos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.

Por eso mantenemos siempre la confianza, incluso sabiendo que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. En efecto, vivimos por fe, no por vista. Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado. 10 Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.

El ministerio de la reconciliación

11 Por tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a todos, aunque para Dios es evidente lo que somos, y espero que también lo sea para la conciencia de ustedes. 12 No buscamos recomendarnos otra vez a ustedes, sino que les damos una oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros, para que tengan con qué responder a los que se dejan llevar por las apariencias y no por lo que hay dentro del corazón. 13 Si estamos locos, es por Dios; y si estamos cuerdos, es por ustedes. 14 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos y por consiguiente todos murieron. 15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.

16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. 17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación. 19 Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios». 21 Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,[a] para que en él recibiéramos[b] la justicia de Dios.

Footnotes

  1. 5:21 lo trató como pecador. Alt. lo hizo sacrificio por el pecado. Lit. lo hizo pecado.
  2. 5:21 recibiéramos. Lit. llegáramos a ser.

Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. Asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado el Espíritu como garantía.

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista). Pero estamos confiados, y más aún queremos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor. Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables, 10 porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

El ministerio de la reconciliación

11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias. 12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. 13 Si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.

The Temporal and Eternal

For we know that if our [a](A)earthly (B)tent which is our house is torn down, we have a building from God, a house (C)not made by hands, eternal in the heavens. For indeed, in this tent we (D)groan, longing to be (E)clothed with our [b]dwelling from heaven, since in fact after putting it on, we will not be found naked. For indeed, we who are in this tent (F)groan, being burdened, because we do not want to be unclothed but to be (G)clothed, so that what is (H)mortal will be swallowed up by life. Now He who prepared us for this very purpose is God, who (I)gave us the Spirit as a [c]pledge.

Therefore, being always of good courage, and knowing that (J)while we are at home in the body we are absent from the Lord— for (K)we walk by faith, not by [d]sight— but we are of good courage and (L)prefer rather to be absent from the body and (M)to be at home with the Lord. Therefore we also have as our ambition, whether at home or absent, to be (N)pleasing to Him. 10 For we must all appear before (O)the judgment seat of Christ, so that each one may receive compensation for [e]his deeds done through the body, in accordance with what he has done, whether good or bad.

11 Therefore, knowing the (P)fear of the Lord, we persuade people, but we are well known to God; and I hope that we are also (Q)well known in your consciences. 12 We are not commending ourselves to you (R)again, but are giving you an (S)opportunity to be proud of us, so that you will have an answer for those who take pride in appearance and not in heart. 13 For if we have (T)lost our minds, it is for God; if we are of sound mind, it is for you. 14 For the love of Christ (U)controls us, having concluded this, that (V)one died for all, therefore all died; 15 and He died for all, so that those who live would no longer (W)live for themselves, but for Him who died and rose on their behalf.

16 Therefore from now on we recognize no one [f](X)by the flesh; even though we have known Christ by the flesh, yet now we know Him in this way no longer. 17 Therefore if anyone is (Y)in Christ, this person is (Z)a new [g]creation; (AA)the old things passed away; behold, new things have come. 18 Now (AB)all these things are from God, (AC)who reconciled us to Himself through Christ and gave us the (AD)ministry of reconciliation, 19 namely, that (AE)God was in Christ reconciling the world to Himself, (AF)not counting their wrongdoings against them, and [h]He has [i]committed to us the word of reconciliation.

20 Therefore, we are (AG)ambassadors for Christ, (AH)as though God were making an appeal through us; we beg you on behalf of Christ, be (AI)reconciled to God. 21 He made Him who (AJ)knew no sin to be [j](AK)sin in our behalf, so that we might become the (AL)righteousness of God in Him.

Footnotes

  1. 2 Corinthians 5:1 Lit earthly house of the tent
  2. 2 Corinthians 5:2 I.e., the resurrected body
  3. 2 Corinthians 5:5 Or first installment
  4. 2 Corinthians 5:7 Or appearance
  5. 2 Corinthians 5:10 Lit the things
  6. 2 Corinthians 5:16 I.e., by what one is in the flesh
  7. 2 Corinthians 5:17 Or creature
  8. 2 Corinthians 5:19 Lit having
  9. 2 Corinthians 5:19 Lit placed in us
  10. 2 Corinthians 5:21 Or a sin offering