2 Corintios 4-5

La Biblia de las Américas

Ministros de Cristo

4 Por tanto, puesto que tenemos este ministerio^(A), según hemos recibido misericordia^(B), no desfallecemos^(C); ² sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso^[a](D), no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios^(E), sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos^(F) a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios. ³ Y si todavía nuestro evangelio^(G) está velado^(H), para^[b] los que se pierden^(I) está velado, ⁴ en los cuales el dios de este mundo^(J) ha cegado el entendimiento^[c](K) de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo^(L), que es la imagen de Dios^[d](M). ⁵ Porque no nos predicamos a nosotros mismos^(N), sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor^[e] de Jesús. ⁶ Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz^(O), es el que ha resplandecido en nuestros corazones^(P), para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo^(Q).

⁷ Pero tenemos este tesoro en vasos de barro^(R), para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros^(S). ⁸ Afligidos en todo^(T), pero no agobiados^(U); perplejos^(V), pero no desesperados; ⁹ perseguidos^(W), pero no abandonados^(X); derribados, pero no destruidos^(Y); ¹⁰ llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte^[f] de Jesús^(Z), para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo^(AA). ¹¹ Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo^[g] mortal. ¹² Así que en nosotros obra la muerte, pero en vosotros, la vida. ¹³ Pero teniendo el mismo espíritu de fe^(AB), según lo que está escrito: Creí, por tanto hablé^(AC), nosotros también creemos, por lo cual también hablamos; ¹⁴ sabiendo que aquel que resucitó al Señor Jesús^(AD), a nosotros también nos resucitará con Jesús^(AE), y nos presentará juntamente con vosotros^(AF). ¹⁵ Porque todo esto es por amor a vosotros^[h](AG), para que la gracia que se está extendiendo por medio de muchos, haga que las acciones de gracias abunden para la gloria de Dios^(AH).

Lo temporal y lo eterno

¹⁶ Por tanto no desfallecemos^(AI), antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior^(AJ) se renueva^(AK) de día en día. ¹⁷ Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación^(AL), ¹⁸ al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven^(AM); porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

5 Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada^[i](AN), es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos^(AO), eterna en los cielos. ² Pues, en verdad^[j], en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos^(AP) con nuestra habitación celestial; ³ y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos. ⁴ Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos^(AQ), para que lo mortal sea absorbido por la vida^(AR). ⁵ Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía^[k](AS). ⁶ Por tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos^[l] en el cuerpo^(AT), estamos ausentes del Señor ⁷ (porque por fe andamos, no por vista^[m](AU)); ⁸ pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar^[n] con el Señor^(AV). ⁹ Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables^(AW). ¹⁰ Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo^[o](AX), de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo.

La nueva criatura

¹¹ Por tanto, conociendo el temor del Señor^(AY), persuadimos a los hombres, pero a Dios somos manifiestos, y espero que también seamos manifiestos en vuestras conciencias^(AZ). ¹² No nos recomendamos otra vez a vosotros^(BA), sino que os damos oportunidad de estar orgullosos de nosotros^(BB), para que tengáis respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón. ¹³ Porque si estamos locos^[p], es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros^(BC). ¹⁴ Pues el amor de Cristo nos apremia^[q](BD), habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron^(BE); ¹⁵ y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos^(BF). ¹⁶ De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne^(BG); aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así. ¹⁷ De modo que si alguno está en Cristo^(BH), nueva criatura es^[r](BI); las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas^(BJ).

El ministerio de la reconciliación

¹⁸ Y todo esto procede de Dios^(BK), quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo^(BL), y nos dio el ministerio^(BM) de la reconciliación; ¹⁹ a saber, que Dios estaba en Cristo^(BN) reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres^[s] sus transgresiones^(BO), y nos ha encomendado a^[t] nosotros la palabra de la reconciliación.

²⁰ Por tanto, somos embajadores^(BP) de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos^(BQ): ¡Reconciliaos con Dios^(BR)! ²¹ Al que no conoció pecado^(BS), le hizo pecado por nosotros^(BT), para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él^(BU).