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24 El rey de Asiria trajo hombres de Babilonia, de Cuta, de Ava[a](A), de Hamat(B) y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria en lugar de los israelitas. Y tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades(C). 25 Al principio de habitar ellos allí, no temieron al Señor(D), así que el Señor envió leones entre ellos que mataron a muchos de ellos. 26 Entonces hablaron al rey de Asiria: «Las naciones que ha llevado al destierro a las ciudades de Samaria, no conocen la costumbre del dios de la tierra; por eso él ha enviado leones entre ellos, y es la causa por la que los leones los matan porque ellos no conocen la costumbre del dios de la tierra».

27 Y el rey de Asiria ordenó: «Lleven allá a uno de los sacerdotes que ustedes llevaron al destierro, y que él vaya y habite allí; y que les enseñe la costumbre del dios de la tierra». 28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado al destierro desde Samaria, y habitó en Betel[b], y les enseñó cómo habían de temer al Señor. 29 Pero cada nación continuó haciendo sus propios dioses, y los pusieron en las casas de los lugares altos que los samaritanos habían hecho(E), cada nación en las ciudades en que habitaban. 30 Y los hombres de Babilonia hicieron a Sucot Benot; los hombres de Cuta(F) hicieron a Nergal; los hombres de Hamat hicieron a Asima; 31 y los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuego(G) como ofrenda a Adramelec(H) y Anamelec, dioses de Sefarvaim(I). 32 También temían al Señor(J) pero nombraron de entre sí sacerdotes de los lugares altos, que oficiaban por ellos en las casas de los lugares altos(K). 33 Temían al Señor pero servían a sus dioses conforme a la costumbre de las naciones de donde habían sido llevados al destierro.

34 Hasta el día de hoy siguen haciendo conforme a sus antiguas costumbres. No temen[c] al Señor, ni siguen sus estatutos ni sus ordenanzas ni la ley ni el mandamiento que el Señor había ordenado a los hijos de Jacob, a quien puso el nombre de Israel(L), 35 con los cuales el Señor hizo un pacto y les ordenó: «No temerán[d] a otros dioses(M) ni se inclinarán ante ellos, no los servirán ni les ofrecerán sacrificios(N). 36 Sino que al Señor, que los hizo subir de la tierra de Egipto(O) con gran poder y con brazo extendido(P), a Él temerán[e] y ante Él se inclinarán(Q) y a Él ofrecerán sacrificios. 37 Y los estatutos, las ordenanzas, la ley y el mandamiento que Él les escribió(R), cuidarán de cumplirlos siempre, y no temerán a otros dioses. 38 Y el pacto que he hecho con ustedes, no lo olvidarán, ni temerán a otros dioses(S). 39 Sino que al Señor su Dios temerán, y Él los librará de mano de todos sus enemigos».

40 Pero ellos no escucharon, sino que hicieron conforme a su antigua costumbre. 41 Y aunque estas naciones temían al Señor, también servían a sus ídolos(T); y de la misma manera que hicieron sus padres, así hacen hasta hoy sus hijos y sus nietos.

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Footnotes

  1. 2 Reyes 17:24 En 2Rey. 18:34, Iva.
  2. 2 Reyes 17:28 I.e. Casa de Dios.
  3. 2 Reyes 17:34 O reverencian.
  4. 2 Reyes 17:35 O reverenciarán.
  5. 2 Reyes 17:36 O reverenciarán.

52 Y envió mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos(A) para hacer los preparativos para Él.

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33 »Pero cierto samaritano(A), que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión.

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16 Cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, y le dio gracias; y este era samaritano(A).

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Entonces la mujer samaritana(A) le dijo*: «¿Cómo es que Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos(B)).

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39 Y de aquella ciudad(A), muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: «Él me dijo todo lo que yo he hecho(B)».

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40 De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días.

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Jesús, anterior a Abraham

48 Los judíos(A) le contestaron: «¿No decimos con razón que Tú eres samaritano(B) y que tienes un demonio(C)?».

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25 Y ellos, después de haber testificado solemnemente(A) y hablado la palabra del Señor(B), iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio(C) en muchas aldeas de los samaritanos(D).

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