Salomón pide sabiduría(A)(B)

Salomón, hijo de David, consolidó su reino, pues el Señor su Dios estaba con él y lo hizo muy poderoso.

Salomón habló con todos los israelitas, es decir, con los comandantes de mil y de cien soldados, con los jueces y con todos los jefes de las familias patriarcales de Israel. Luego él y toda la asamblea que lo acompañaba se dirigieron al santuario de Gabaón, porque allí se encontraba la Tienda de reunión de Dios que Moisés, siervo del Señor, había hecho en el desierto. El arca de Dios se encontraba en Jerusalén, en la tienda que David le había preparado cuando la trasladó desde Quiriat Yearín, pero el altar de bronce que había hecho Bezalel, hijo de Uri y nieto de Hur, estaba en Gabaón, frente al santuario del Señor. Por eso Salomón y los israelitas fueron a ese lugar para consultar al Señor. Allí, en presencia del Señor, Salomón subió al altar de bronce que estaba en la Tienda de reunión y en él ofreció mil holocaustos. Aquella noche Dios se apareció y le dijo:

—Pídeme lo que quieras.

Salomón respondió:

—Tú trataste con mucho amor a mi padre David y a mí me has permitido reinar en su lugar. Señor y Dios, cumple ahora la promesa que hiciste a mi padre David, pues tú me has hecho rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10 Yo te pido sabiduría y conocimiento para gobernar a tu pueblo; de lo contrario, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?

11 Entonces Dios dijo a Salomón:

—Ya que has pedido sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he hecho rey, y no has pedido riquezas ni bienes ni esplendor, ni siquiera la muerte de tus enemigos o una vida muy larga; 12 por tanto, sabiduría y conocimiento te daré. Pero además voy a darte riquezas, bienes y esplendor, como nunca los tuvieron los reyes que te precedieron ni los tendrán los que habrán de sucederte.

13 Después de esto, Salomón bajó de la Tienda de reunión, que estaba en el santuario de Gabaón, y regresó a Jerusalén, desde donde reinó sobre Israel.

14 Salomón acumuló carros y caballos; llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, los cuales mantenía en las caballerizas y también en su palacio en Jerusalén. 15 El rey hizo que la plata y el oro fueran en Jerusalén tan comunes como las piedras, y el cedro tan abundante como las higueras de la llanura. 16 Los caballos de Salomón eran importados de Egipto y de Coa, que era donde los mercaderes de la corte los compraban. 17 Un carro importado de Egipto costaba seiscientos siclos de plata;[a] un caballo, ciento cincuenta.[b] Además, estos carros y caballos se los vendían a todos los reyes hititas y arameos.

Preparativos para la construcción del templo(C)

Salomón decidió construir un templo en honor al nombre del Señor y un palacio real para él mismo. Con este fin reclutó a setenta mil cargadores y ochenta mil canteros, para que trabajaran en la montaña. Al frente de ellos puso a tres mil seiscientos capataces.

Luego Salomón envió este mensaje a Hiram, rey de Tiro:

«Envíame madera de cedro, tal como lo hiciste con mi padre David cuando se la enviaste para que se construyera un palacio. Voy a construir un templo en honor al nombre del Señor mi Dios. Lo consagraré a él para quemar incienso aromático en su presencia, colocar siempre el pan consagrado y ofrecer allí los holocaustos de la mañana y de la tarde, los sacrificios de los sábados y de luna nueva, así como los de las otras fiestas del Señor nuestro Dios. Esto se hará en Israel siempre.

»Voy a edificar un templo majestuoso, pues nuestro Dios es el más grande de todos los dioses. Pero ¿cómo edificarle un templo, si ni los cielos más altos pueden contenerlo? ¿Y quién soy yo para construirle un templo, aunque solo sea para quemar incienso delante de él?

»Envíame un experto para trabajar el oro y la plata, el bronce y el hierro, la lana de color carmesí, escarlata y azul, y que sepa hacer grabados, para que trabaje junto con los expertos que yo tengo en Judá y en Jerusalén, los cuales contrató mi padre David.

»Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo, pues yo sé que tus obreros son expertos en cortar estos árboles. Mis obreros trabajarán con los tuyos para prepararme mucha madera, porque el templo que voy a edificar será grande y maravilloso. 10 A tus siervos que corten la madera les daré veinte mil coros[c] de trigo, veinte mil coros[d] de cebada, veinte mil batos[e] de vino, y veinte mil batos de aceite».

11 En respuesta, Hiram, rey de Tiro, envió a Salomón la siguiente carta:

«El Señor te ha hecho rey de su pueblo porque te ama. 12 ¡Alabado sea el Señor, Dios de Israel, que hizo el cielo y la tierra, porque ha dado al rey David un hijo sabio, dotado de sabiduría e inteligencia, el cual construirá un templo para el Señor y un palacio real para él mismo!

13 »Te envío, pues, a Hiram Abí, hombre sabio e inteligente, 14 hijo de una mujer oriunda de Dan y de un nativo de Tiro. Sabe trabajar el oro y la plata, el bronce y el hierro, la piedra y la madera, la lana color carmesí y azul, la tela de lino y la lana de color escarlata; también es experto en hacer toda clase de figuras y en realizar cualquier diseño que se le encargue. Hiram trabajará junto con tus expertos y con los de David, tu padre y mi señor.

15 »Envíanos ahora el trigo, la cebada, el aceite y el vino que tan bondadosamente me has prometido. 16 Nosotros cortaremos del Líbano la madera que necesites y te la llevaremos por mar hasta Jope, en forma de balsas. De allí tú la llevarás a Jerusalén».

17 Salomón hizo un censo de todos los extranjeros que vivían en Israel. Este censo, que fue posterior al que había hecho su padre David, arrojó la cifra de ciento cincuenta y tres mil seiscientos. 18 A setenta mil de ellos los puso como cargadores; a ochenta mil, como canteros en las montañas; y a tres mil seiscientos, como capataces para dirigir a los trabajadores.

Construcción del templo(D)

Salomón comenzó a construir el templo del Señor en el monte Moria, en Jerusalén, donde el Señor había aparecido a su padre David. Lo construyó en el lugar que David había destinado, esto es, en el lugar donde Arauna[f] el jebuseo limpiaba el trigo. La construcción la comenzó el día dos del mes segundo del cuarto año de su reinado.

Salomón determinó que los cimientos del templo de Dios fueran de sesenta codos de largo por veinte codos de ancho, usando la medida antigua.[g] El vestíbulo de la nave medía lo mismo que el ancho del templo; es decir, también medía veinte codos de largo y veinte codos de alto.[h]

Por dentro, Salomón lo recubrió de oro puro. Cubrió la nave central con paneles de madera de ciprés y la recubrió con oro fino, sobre los cuales colocó figuras de palmeras y cadenas. El templo lo adornó con piedras preciosas y con oro de Parvayin. En el interior del templo recubrió de oro las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas, y en las paredes esculpió querubines.

Salomón hizo también el Lugar Santísimo, el cual medía lo mismo que el ancho del templo; es decir, veinte codos de largo y de ancho. Lo recubrió por dentro con seiscientos talentos[i] de oro fino. Cada clavo de oro pesaba cincuenta siclos.[j] También recubrió de oro las habitaciones superiores.

10 En el Lugar Santísimo mandó tallar dos querubines y los recubrió de oro. 11 Las alas de los querubines medían veinte codos de largo. Cada una de las alas del primer querubín medía cinco codos;[k] una de ellas tocaba la pared interior de la habitación y la otra rozaba el ala del segundo querubín. 12 Cada una de las alas del segundo querubín también medía cinco codos de largo; una de ellas tocaba la pared interior de la habitación y la otra rozaba el ala del primer querubín. 13 Los querubines estaban de pie, con el rostro hacia la nave, y sus alas extendidas medían en total veinte codos.

14 La cortina la hizo de lana color azul, carmesí, escarlata y tela de lino, y sobre ella mandó bordar querubines.

15 En la fachada del templo levantó dos columnas de treinta y cinco codos[l] de largo, y el capitel que coronaba cada columna medía cinco codos de alto. 16 Además, mandó hacer unas cadenas trenzadas[m] y las colocó en lo alto de las columnas; hizo también cien granadas y las intercaló entre las cadenas. 17 Levantó las columnas en la fachada del templo, una en el lado sur y otra en el lado norte. A la primera la nombró Jaquín[n] y a la segunda, Boaz.[o]

Mobiliario del templo(E)

Él mandó a hacer un altar de bronce que medía veinte codos de largo por veinte de ancho y diez de alto.[p] Hizo también una fuente[q] circular de metal fundido que medía diez codos de diámetro y cinco codos[r] de alto. Su circunferencia, medida a cordel, era de treinta codos.[s] Debajo del borde hizo dos hileras de figuras de bueyes, diez por cada codo,[t] las cuales estaban fundidas en una sola pieza con la fuente.

La fuente descansaba sobre doce bueyes que tenían sus cuartos traseros hacia adentro. Tres bueyes miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. El grosor de la fuente era de un palmo[u] y su borde, en forma de copa, se asemejaba a un capullo de azucena. Tenía una capacidad de tres mil batos.[v]

También mandó a hacer diez recipientes para lavado; puso cinco en el lado sur y cinco en el lado norte. En ellos se lavaba todo el material de los holocaustos, mientras que en la fuente se lavaban los sacerdotes.

Hizo además diez candelabros de oro, según el modelo ordenado, y los colocó en el templo, cinco en el lado sur y cinco en el lado norte.

Hizo, además, diez mesas y las colocó en el templo, cinco en el lado sur y cinco en el lado norte. También hizo cien tazones de oro.

Edificó el atrio de los sacerdotes y el atrio mayor con sus puertas, las cuales recubrió de bronce. 10 La fuente de metal la colocó en la esquina del lado derecho, que da al sureste.

11 También hizo las ollas, las tenazas y los tazones.

Así Hiram terminó todo el trabajo que había emprendido para el rey Salomón en el templo de Dios, es decir:

12 las dos columnas;

los dos capiteles en forma de tazón que coronaban las columnas;

las dos redes que decoraban los capiteles;

13 para cubrir las fuentes que estaban en lo alto de las columnas, las cuatrocientas granadas, dispuestas en dos hileras para cada red;

14 las bases con sus recipientes;

15 la fuente de metal y los doce bueyes que la sostenían;

16 las ollas, las tenazas y los tazones.

Todos los utensilios que Hiram Abí hizo para el templo del Señor por orden del rey Salomón eran de bronce pulido. 17 El rey los hizo fundir en moldes de arcilla en la llanura del Jordán, entre Sucot y Saretán.[w] 18 Eran tantos los utensilios que hizo Salomón que no fue posible determinar el peso del bronce.

19 Salomón también mandó hacer los otros utensilios que estaban en el templo de Dios, es decir:

el altar de oro;

las mesas sobre las cuales se ponía el pan de la Presencia;

20 los candelabros de oro puro con sus respectivas lámparas, para encenderlas en frente del santuario interior, tal como está ordenado;

21 la obra floral, las lámparas y los cortapabilos, que también eran de oro puro;

22 los cortapabilos, los tazones, la vajilla y los incensarios; y la entrada del templo, es decir, las puertas interiores del Lugar Santísimo y las puertas de la nave central del templo, las cuales eran de oro puro.

Una vez terminada toda la obra que había mandado hacer para el templo del Señor, Salomón hizo traer el oro, la plata y todos los utensilios que su padre David había consagrado y los depositó en el tesoro del templo de Dios.

El arca del pacto(F)

Entonces Salomón mandó que los jefes de Israel, todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David. Así que, durante la fiesta del mes séptimo, todos los israelitas se congregaron ante el rey.

Cuando llegaron todos los jefes de Israel, los levitas alzaron el arca. Entonces los sacerdotes levitas trasladaron el arca junto con la Tienda de reunión y con todos los utensilios sagrados que había en ella. El rey Salomón y toda la asamblea de Israel reunida delante del arca sacrificaron ovejas y bueyes en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta.

Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor a su lugar en el santuario interior del templo, que es el Lugar Santísimo, y la pusieron bajo las alas de los querubines. Con sus alas extendidas sobre ese lugar, los querubines cubrían el arca y sus varas. Las varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el arca delante del Lugar Santísimo, aunque no desde afuera; y ahí han permanecido hasta hoy. 10 En el arca solo estaban las dos tablas que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando salieron de Egipto.

11 Los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo. Todos los sacerdotes allí presentes, sin distinción de clases, se habían consagrado. 12 Todos los levitas cantores —es decir, Asaf, Hemán, Jedutún, sus hijos y sus parientes—, estaban de pie en el lado este del altar, vestidos de lino fino y con címbalos, liras y arpas. Junto a ellos estaban ciento veinte sacerdotes que tocaban la trompeta.

13 Los trompetistas y los cantores alababan y daban gracias al Señor al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales. Y, cuando tocaron y cantaron al unísono:

«Él es bueno;
    su gran amor perdura para siempre»,

una nube cubrió el Templo del Señor. 14 Por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.

Entonces Salomón declaró:

«Señor, tú has dicho que habitarías en la densa oscuridad de una nube, pero yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre».

Luego se puso de frente para bendecir a toda la asamblea de Israel que estaba allí de pie y dijo:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca había prometido a mi padre David cuando le dijo: “Desde el día en que saqué de la tierra de Egipto a mi pueblo, no elegí a ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo donde yo pusiera mi Nombre, ni elegí a nadie para que gobernara a mi pueblo Israel. Más bien, elegí a Jerusalén para poner allí mi Nombre y a David para que gobernara a mi pueblo Israel”.

»Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor al nombre del Señor, Dios de Israel, pero el Señor le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en honor de mi Nombre. Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en honor de mi Nombre”.

10 »Ahora el Señor ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel y he construido el Templo en honor al nombre del Señor, Dios de Israel. 11 Allí he colocado el arca, en la cual está el pacto que el Señor hizo con los israelitas».

Oración de Salomón(G)(H)

12 A continuación, Salomón se puso frente al altar del Señor y, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos. 13 Había mandado a construir y colocar en medio del atrio una plataforma de bronce cuadrada, que medía cinco codos[x] por lado y tres codos[y] de alto. Allí, sobre la plataforma, se arrodilló y, extendiendo las manos al cielo, 14 dijo:

«Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. 15 Has llevado a cabo lo que dijiste a tu siervo David, mi padre, y este día has cumplido con tu mano lo que con tu boca prometiste.

16 »Y ahora, Señor, Dios de Israel, cumple también la promesa que hiciste a tu siervo, mi padre David, cuando dijiste: “Si tus hijos observan una buena conducta, viviendo de acuerdo con mi Ley como tú lo has hecho, nunca te faltará un descendiente que ocupe el trono de Israel en mi presencia”. 17 Señor, Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a tu siervo David!

18 »Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra con la humanidad? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 19 Sin embargo, Señor mi Dios, atiende a la oración y a la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que elevo en tu presencia. 20 ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste poner tu Nombre, para que oigas la oración que tu siervo eleva hacia ese lugar! 21 Oye las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; escucha y perdona.

22 »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar frente a tu altar, 23 óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente y vindícalo por su rectitud.

24 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para alabar tu nombre, y ora y te suplica en este templo, 25 óyelo tú desde el cielo, perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que les diste a ellos y a sus antepasados.

26 »Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva, si luego ellos oran hacia este lugar y alaban tu nombre y se arrepienten de su pecado, 27 óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.

28 »Cuando en el país haya hambre, plaga, peste, langostas o saltamontes en los sembrados; cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, 29 si luego algún israelita, consciente de sus penas[z] y aflicciones, extiende sus manos hacia este templo, ora y te suplica, 30 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano. 31 Así todos tendrán temor de ti y andarán en tus caminos mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.

32 »Trata de igual manera al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, pero que atraído por tu gran fama y por tus despliegues de fuerza y poder ha venido de lejanas tierras. Cuando ese extranjero venga y ore orientado hacia este templo, 33 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y concédele cualquier petición que te haga. Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu nombre y, al igual que tu pueblo Israel, tendrán temor de ti y comprenderán que este templo que he construido lleva tu Nombre.

34 »Cuando saques a tu pueblo para combatir a sus enemigos, sea donde sea, si el pueblo ora a ti y dirige la mirada hacia esta ciudad que has escogido, hacia el Templo que he construido en honor de tu Nombre, 35 oye tú desde el cielo su oración, su súplica y defiende su causa.

36 »Ya que no hay ser humano que no peque, si tu pueblo peca contra ti y tú te enojas con ellos y los entregas al enemigo para que se los lleven cautivos a otro país, lejano o cercano; 37 y si en el destierro, en el país de los conquistadores, se arrepienten, se vuelven a ti y oran diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”; 38 y si en la tierra de sus captores se vuelven a ti de todo corazón y con toda el alma, y oran a ti y dirigen la mirada hacia la tierra que diste a sus antepasados, hacia la ciudad que has escogido y hacia el templo que he construido en honor de tu Nombre, 39 oye tú su oración y su súplica desde el cielo donde habitas y defiende su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.

40 »Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar.

41 »Levántate, Señor y Dios; ven a tu lugar de reposo,
    tú y tu arca poderosa.
Señor y Dios, ¡que tus sacerdotes se revistan de salvación!
    ¡Que tus fieles se regocijen en tu bondad!
42 Señor y Dios, no des la espalda a[aa] tu ungido.
    ¡Recuerda tu amor fiel hacia David, tu siervo!».

Dedicación del Templo(I)

Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del Señor llenó el Templo. Tan lleno de su gloria estaba el Templo del Señor que los sacerdotes no podían entrar en él. Al ver los israelitas que el fuego descendía y que la gloria del Señor se posaba sobre el Templo, cayeron de rodillas al piso y, postrándose rostro en tierra, alabaron al Señor diciendo:

«Él es bueno;
    su gran amor perdura para siempre».

Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios en presencia del Señor. El rey Salomón ofreció veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así fue como el rey y todo el pueblo dedicaron el Templo de Dios. Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos. Los levitas tocaban los instrumentos musicales que el rey David había hecho para alabar al Señor y con los cuales cantaba: «Su gran amor perdura para siempre». Los sacerdotes tocaban las trompetas frente a los levitas y todo Israel permanecía de pie.

Salomón también consagró la parte central del atrio, que está frente al Templo del Señor, y allí presentó los holocaustos y la grasa de los sacrificios de comunión, ya que en el altar de bronce que hizo Salomón no había espacio para los holocaustos, la grasa y las ofrendas de cereales.

En aquella ocasión Salomón y todo Israel celebraron la fiesta durante siete días. Era una asamblea inmensa a la que llegó gente de todas partes, desde Lebó Jamat[ab] hasta el torrente de Egipto. Al octavo día tuvieron una asamblea solemne, porque habían celebrado la dedicación del altar durante siete días, y la fiesta durante siete días más. 10 El día veintitrés del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a sus hogares. Regresaron contentos y llenos de alegría por el bien que el Señor había hecho en favor de David, de Salomón y de su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón(J)

11 Cuando Salomón terminó el Templo del Señor y el palacio real, llevando a feliz término todo lo que se había propuesto hacer en ellos, 12 el Señor se le apareció una noche y le dijo:

«He escuchado tu oración, y he escogido este lugar como Templo para que me ofrezcan sacrificios.

13 »Cuando yo cierre los cielos para que no llueva, o le ordene a la langosta que devore la tierra, o envíe plaga sobre mi pueblo, 14 si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. 15 Mantendré abiertos mis ojos y atentos mis oídos a las oraciones que se eleven en este lugar. 16 Desde ahora y para siempre escojo y consagro este templo para que mi Nombre esté en él para siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí.

17 »En cuanto a ti, si me sigues como lo hizo tu padre David, y me obedeces en todo lo que yo te ordene y cumples mis estatutos y leyes, 18 yo afirmaré tu trono real, como pacté con tu padre David cuando le dije: “Nunca te faltará un descendiente en el trono de Israel”.

19 »Pero si ustedes me abandonan y desobedecen los estatutos y mandamientos que les he dado, y se apartan de mí para servir y adorar a otros dioses, 20 los arrancaré de raíz de la tierra que les he dado y repudiaré este templo que he consagrado en honor de mi Nombre. Entonces los convertiré en el objeto de burla de todos los pueblos. 21 Y aunque ahora este templo es imponente, llegará el día en que todo el que pase frente a él quedará asombrado y preguntará: “¿Por qué el Señor ha tratado así a este país y a este templo?”. 22 Y le responderán: “Porque abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, que los sacó de Egipto, y se echaron en los brazos de otros dioses, a los cuales adoraron y sirvieron. Por eso el Señor ha dejado que les sobrevenga tanto desastre”».

Otras actividades de Salomón(K)

Veinte años tardó el rey Salomón en construir el Templo del Señor y su propio palacio. Después de esto, reconstruyó las ciudades que había entregado Hiram y las pobló con israelitas. Luego marchó contra la ciudad de Jamat de Sobá y la conquistó. Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y todos los lugares de almacenamiento que había construido en Jamat. Reconstruyó como ciudades fortificadas Bet Jorón la de arriba y Bet Jorón la de abajo, y les puso murallas, puertas y cerrojos. Lo mismo hizo con Balat y con todos los lugares de almacenamiento que tenía, con los cuarteles para sus carros de combate y para su caballería, y con todo cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio bajo su dominio.

En el país quedaron los descendientes de los pueblos no israelitas, es decir, los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. Los israelitas no pudieron destruir esos pueblos, pero Salomón sometió a trabajos forzados a todos los que Israel no había destruido. Así continúan hasta el día de hoy. Pero a los israelitas Salomón no los hizo trabajar como esclavos, sino que servían como soldados, comandantes de sus capitanes, comandantes de los carros de combate y de los de caballería. 10 El rey Salomón tenía además doscientos cincuenta oficiales en jefe que supervisaban a los obreros.

11 A la hija del faraón, Salomón la trasladó de la Ciudad de David al palacio que le había construido, pues dijo: «Mi esposa no debe vivir en el palacio de David, rey de Israel, porque los lugares donde ha estado el arca del Señor son sagrados».

12 En el altar del Señor que había construido frente al atrio, Salomón ofrecía holocaustos al Señor 13 los días correspondientes, según lo ordenado por Moisés: los sábados, las fiestas de luna nueva y las tres fiestas anuales, es decir, la de los Panes sin levadura, la de las Semanas y la de las Enramadas. 14 Conforme a lo dispuesto por su padre David, Salomón asignó turnos a los sacerdotes para prestar su servicio. A los levitas los estableció en sus cargos para entonar las alabanzas y para ayudar a los sacerdotes en los ritos diarios. También fijó turnos a los porteros en cada puerta, porque así lo había ordenado David, hombre de Dios. 15 Y se obedecieron todas las órdenes del rey en cuanto a los sacerdotes y levitas, incluso en lo referente a los tesoros.

16 Toda la obra de Salomón se llevó a cabo, desde el día en que se echaron los cimientos del templo hasta que se terminó de construirlo. Así el Templo del Señor quedó perfectamente terminado.

17 Luego Salomón se dirigió a Ezión Guéber y a Elat, en la costa de Edom. 18 Hiram, por medio de sus oficiales, envió a Salomón barcos y marineros expertos. Estos y los oficiales de Salomón navegaron a Ofir y volvieron con cuatrocientos cincuenta talentos[ac] de oro, que entregaron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón(L)

La reina de Sabá se enteró de la fama de Salomón, así que fue a verlo en Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó con un séquito muy grande. Sus camellos llevaban perfumes, oro en abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le preguntó todo lo que tenía pensado, y él respondió a todas sus preguntas. No hubo ningún asunto, por difícil que fuera, que Salomón no pudiera resolver. Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, el palacio que él había construido, los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, la ropa de los camareros y los coperos, y los holocaustos que ofrecía en el Templo[ad] del Señor, quedó muy impresionada.

Entonces dijo al rey: «¡Todo lo que escuché en mi país acerca de tus triunfos y de tu sabiduría es cierto! No podía creer nada de eso hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. En realidad, ¡no me habían contado ni siquiera la mitad de tu extraordinaria sabiduría! Tú superas todo lo que había oído decir. ¡Dichosos tus súbditos! ¡Dichosos estos servidores tuyos, que constantemente están en tu presencia bebiendo de tu sabiduría! ¡Y alabado sea el Señor tu Dios, que se ha deleitado en ti y te ha puesto en su trono para que lo representes como rey! En su amor por Israel, tu Dios te ha hecho rey de ellos para que gobiernes con justicia y rectitud, pues él quiere consolidar a su pueblo para siempre».

Luego la reina le regaló a Salomón ciento veinte talentos[ae] de oro, piedras preciosas y gran cantidad de perfumes. Jamás volvió a haber perfumes como los que la reina de Sabá obsequió al rey Salomón.

10 Además del oro de Ofir, los oficiales de Hiram y los de Salomón trajeron madera de sándalo y de piedras preciosas. 11 Con la madera, el rey construyó escalinatas para el Templo del Señor y para el palacio real. También hizo arpas y liras para los músicos. Nunca se había visto en Judá algo semejante.

12 El rey Salomón, por su parte, dio a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó pedir, lo cual fue más de lo que ella dio al rey. Después de eso, la reina regresó a su país con todos los que la atendían.

El esplendor de Salomón(M)

13 La cantidad de oro que Salomón recibía anualmente llegaba a seiscientos sesenta y seis talentos,[af] 14 sin contar los impuestos que pagaban los mercaderes y comerciantes. También los reyes de Arabia y los gobernadores del país llevaban oro y plata para Salomón.

15 El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, en cada uno de los cuales se emplearon seiscientos siclos[ag] de oro. 16 Hizo además trescientos escudos más pequeños, también de oro batido, empleando en cada uno de ellos trescientos siclos[ah] de oro. Estos escudos los puso el rey en el palacio llamado «Bosque del Líbano».

17 El rey hizo también un gran trono de marfil, recubierto de oro puro. 18 El trono tenía seis peldaños, un estrado de oro, brazos a cada lado del asiento, dos leones de pie junto a los brazos 19 y doce leones de pie sobre los seis peldaños, uno en cada extremo. En ningún otro reino se había hecho algo semejante. 20 Todas las copas del rey Salomón y toda la vajilla del palacio «Bosque del Líbano» eran de oro puro. Nada estaba hecho de plata, pues en tiempos de Salomón la plata era poco apreciada. 21 Cada tres años, la flota comercial del rey, que era tripulada por los oficiales de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil, monos y mandriles.[ai]

22 Tanto en riquezas como en sabiduría, el rey Salomón sobrepasó a los demás reyes de la tierra. 23 Todos ellos procuraban visitarlo para oír la sabiduría que Dios le había dado. 24 Además, año tras año le llevaban regalos: artículos de plata y de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulas.

25 Salomón tenía cuatro mil establos para sus caballos y sus carros de combate; también, doce mil caballos que mantenía en las caballerizas y en su palacio en Jerusalén. 26 El rey Salomón extendió su dominio sobre todos los reyes, desde el río Éufrates hasta Filistea y la frontera de Egipto. 27 Hizo que la plata fuera en Jerusalén tan común y corriente como las piedras, y el cedro tan abundante como las higueras de la llanura. 28 Los caballos de Salomón eran importados de Egipto y de todos los otros países.

Muerte de Salomón(N)

29 Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas del profeta Natán, en la profecía de Ahías, el silonita, y en las visiones del vidente Idó acerca de Jeroboán, hijo de Nabat. 30 Salomón reinó en Jerusalén cuarenta años sobre todo Israel. 31 Cuando murió, fue sepultado en la Ciudad de David, su padre, y su hijo Roboán lo sucedió en el trono.

División del reino(O)

10 Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se habían reunido allí para proclamarlo rey. De esto se enteró Jeroboán, hijo de Nabat, así que volvió de Egipto, que es adonde había huido del rey Salomón. Cuando lo mandaron a buscar, él y todo Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:

—Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así le serviremos a usted.

—Váyanse por ahora —respondió Roboán—, pero vuelvan a verme dentro de tres días.

Cuando el pueblo se fue, el rey Roboán consultó con los jefes que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.

—¿Qué me aconsejan ustedes que responda a este pueblo? —preguntó.

Ellos respondieron:

—Si usted trata con bondad a este pueblo, es condescendiente con ellos y les responde con amabilidad, ellos le servirán para siempre.

Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los jefes, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.

—¿Ustedes qué me aconsejan? —preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos echó encima”?

10 Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, contestaron:

—El pueblo le ha dicho a usted: “Su padre nos impuso un yugo pesado; hágalo usted más ligero”. Pues bien, respóndales de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Si él les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y, si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”.[aj]

12 Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. 13 Pero el rey Roboán respondió con brusquedad: rechazó el consejo de los jefes 14 y siguió más bien el de los jóvenes. Entonces dijo: «Si mi padre les impuso[ak] un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!».

15 Y, como el rey no escuchó al pueblo, las cosas tomaron este rumbo por voluntad de Dios. Así se cumplió la palabra que el Señor había comunicado a Jeroboán, hijo de Nabat, por medio de Ahías el silonita.

16 Cuando se dieron cuenta de que el rey[al] no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:

«¡Pueblo de Israel, todos a sus casas!
    ¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos!
¿Qué parte tenemos con David?
    ¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?».

Así que todos los israelitas se fueron a su casa. 17 Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.

18 Más tarde, el rey Roboán envió a Adonirán[am] para que supervisara el trabajo forzado, pero los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén! 19 Desde entonces Israel ha estado en rebelión contra la dinastía de David.

11 Roboán llegó a Jerusalén y movilizó a las familias de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros selectos en total, para hacer la guerra contra Israel y así recuperar el reino.

Pero la palabra del Señor vino a Semaías, hombre de Dios, y le dio este mensaje: «Diles a Roboán, hijo de Salomón y rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y en Benjamín, que así dice el Señor: “No vayan a luchar contra sus hermanos. Regrese cada uno a su casa, porque es mi voluntad que esto haya sucedido”». Y ellos obedecieron las palabras del Señor y desistieron de marchar contra Jeroboán.

Roboán fortifica las ciudades de Judá

Roboán se estableció en Jerusalén y fortificó las siguientes ciudades de Judá: Belén, Etam, Tecoa, Betsur, Soco, Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adorayin, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ayalón y Hebrón. Estas ciudades fueron fortificadas en Judá y en Benjamín. 11 Roboán nombró gobernantes, reforzó las fortificaciones, almacenó en ellas víveres, aceite y vino, 12 y las armó a todas con escudos y lanzas. Así fortificó completamente todas las ciudades y quedó en posesión de Judá y de Benjamín.

Los sacerdotes y los levitas apoyan a Roboán

13 De todas las regiones de Israel llegaron sacerdotes y levitas para unirse a Roboán. 14 Los levitas abandonaron sus campos de pastoreo y demás posesiones para irse a Judá y a Jerusalén, ya que Jeroboán y sus hijos les habían impedido ejercer el sacerdocio del Señor. 15 En su lugar, Jeroboán había nombrado sacerdotes para los altares paganos y para el culto a los machos cabríos y a los becerros que había mandado hacer. 16 Tras los levitas se fue gente de todas las tribus de Israel que con todo el corazón buscaba al Señor, Dios de Israel. Llegaron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. 17 Así consolidaron el reino de Judá, y durante tres años apoyaron a Roboán, hijo de Salomón, y siguieron el buen ejemplo de David y Salomón.

Esposas e hijos de Roboán

18 Roboán se casó con Majalat, hija de Jerimot, el hijo de David y de Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Isaí. 19 Los hijos que ella le dio fueron Jeús, Semarías y Zaján. 20 Después se casó con Macá, hija de Absalón. Los hijos que ella le dio fueron Abías, Atay, Ziza y Selomit. 21 Roboán amó a Macá, hija de Absalón, más que a sus otras esposas y concubinas.[an] En total, tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas. También fue padre de veintiocho hijos y de sesenta hijas.

22 Roboán puso como príncipe heredero entre sus hermanos a Abías, hijo de Macá, pues tenía la intención de hacerlo rey. 23 Y actuó con astucia, pues a sus otros hijos les dio víveres en abundancia, les consiguió muchas esposas y los dispersó por todo el territorio de Judá y de Benjamín y por todas las ciudades fortificadas.

Sisac invade Jerusalén(P)

12 Después de que Roboán consolidó su reino y se afirmó en el trono, él y todo Israel abandonaron la Ley del Señor y fueron infieles. Por eso Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén en el quinto año del reinado de Roboán. Con mil doscientos carros de combate, sesenta mil jinetes y una innumerable multitud de libios, suquíes y cusitas procedentes de Egipto, Sisac conquistó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

Entonces el profeta Semaías se presentó ante Roboán y los líderes de Judá que por miedo a Sisac se habían reunido en Jerusalén y les dijo:

—Así dice el Señor: “Como ustedes me abandonaron, ahora yo también los abandono, para que caigan en manos de Sisac”.

Los líderes israelitas y el rey confesaron con humildad:

—¡El Señor es justo!

Cuando el Señor vio que se habían humillado, habló nuevamente a Semaías y le dijo: «Puesto que han mostrado humildad, ya no voy a destruirlos; dentro de poco tiempo los libraré. No voy a permitir que Sisac ejecute mi castigo sobre Jerusalén,

Footnotes

  1. 1:17 Es decir, aprox. 7 kg.
  2. 1:17 Es decir, aprox. 1.7 kg.
  3. 2:10 Es decir, aprox. 3,200 t.
  4. 2:10 Es decir, aprox. 3,200 t.
  5. 2:10 Es decir, aprox. 440 000 l.
  6. 3:1 Arauna. Lit. Ornán (variante de este nombre).
  7. 3:3 Es decir, aprox. 27 m de largo por 9 m de ancho.
  8. 3:4 Es decir, aprox. 9 m de largo y alto; también en vv. 8, 11 y 13.
  9. 3:8 Es decir, aprox. 20 t.
  10. 3:9 Es decir, aprox. 575 g.
  11. 3:11 Es decir, aprox. 2.3 m.
  12. 3:15 Es decir, aprox. 16 m.
  13. 3:16 trenzadas. Alt. asociadas con el santuario.
  14. 3:17 Jaquín probablemente significa él es firme.
  15. 3:17 Boaz probablemente significa él es fuerte.
  16. 4:1 Es decir, aprox. 9 m de largo y ancho por 4.5 m de alto.
  17. 4:2 una fuente. Lit. el mar; así en el resto de este pasaje.
  18. 4:2 Es decir, aprox. 2.3 m.
  19. 4:2 Es decir, aprox. 14 m.
  20. 4:3 Es decir, aprox. 45 cm.
  21. 4:5 Es decir, aprox. 7.5 cm.
  22. 4:5 Es decir, aprox. 66 000 l.
  23. 4:17 Saretán (véanse 1R 7:46 y Vetus Latina); Seredata (TM).
  24. 6:13 Es decir, aprox. 2.3 m.
  25. 6:13 Es decir, aprox. 1.4 m.
  26. 6:29 penas. Lit. plaga.
  27. 6:42 no des la espalda a. Lit. no vuelvas el rostro de.
  28. 7:8 Lebó Jamat. Alt. la entrada de Jamat.
  29. 8:18 Es decir, aprox. 15 t.
  30. 9:3-4 los holocaustos … Templo. Alt. la escalinata por la cual él subía al Templo.
  31. 9:9 Es decir, aprox. 4 t.
  32. 9:13 Es decir, aprox. 23 t.
  33. 9:15 Es decir, aprox. 7 kg.
  34. 9:16 Es decir, aprox. 3.5 kg.
  35. 9:21 mandriles. Alt. pavos reales.
  36. 10:11 con una vara … con un látigo. Lit. con azotes … con escorpiones; también en v. 14.
  37. 10:14 Si mi padre les impuso (mss. hebreos y versiones antiguas); Yo les impondré (TM).
  38. 10:16 Cuando … rey (mss. hebreos y versiones antiguas); Como el rey (TM).
  39. 10:18 Adonirán. Lit. Hadorán (variante de este nombre).
  40. 11:21 Véase nota en Gn 22:24.

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