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Si el ministerio que llevaba a la muerte, y cuya letra estaba grabada en piedra, fue tan glorioso que los hijos de Israel no podían ni mirar el rostro de Moisés debido al resplandor que su rostro reflejaba,(A) aunque era un resplandor efímero, ¿no será más glorioso aún el ministerio del Espíritu? A decir verdad, si el ministerio de la condenación fue glorioso, más glorioso aún será el ministerio de la justificación; 10 Pues incluso lo que fue glorioso en su momento, ya no lo es tanto si se le compara con la gloria más excelsa. 11 Y si lo perecedero era glorioso, mucho más glorioso será lo permanente.

12 Por lo tanto, como nosotros tenemos tal esperanza, actuamos con plena libertad. 13 No actuamos como Moisés, que se cubría el rostro con un velo(B) para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo perecedero. 14 Pero la mente de ellos se endureció, y hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, llevan puesto el mismo velo, que solamente por medio de Cristo puede ser quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando leen a Moisés, el velo les cubre el corazón; 16 pero ese velo les será quitado cuando se conviertan al Señor.

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Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,(A) la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro,(B) para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

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