Problemas en la iglesia de Corinto

Pero en mí mismo decidí esto: no ir otra vez a vosotros(A) con tristeza. Porque si yo os causo tristeza(B), ¿quién será el que me alegre sino aquel a quien entristecí? Y esto mismo os escribí(C), para que cuando yo llegue no tenga tristeza de parte de los que debieran alegrarme(D), confiando en todos vosotros(E) de que mi gozo sea el mismo de todos vosotros. Pues por la mucha aflicción y angustia de corazón os escribí con muchas lágrimas, no para entristeceros(F), sino para que conozcáis el amor que tengo especialmente por vosotros.

Pero si alguno ha causado tristeza, no me la ha causado a mí, sino hasta cierto punto (para no exagerar[a]) a todos vosotros(G). Es suficiente para tal persona este castigo(H) que le fue impuesto por la mayoría; así que, por el contrario, vosotros más bien deberíais perdonarlo(I) y consolarlo, no sea que en alguna manera este[b] sea abrumado por tanta[c] tristeza. Por lo cual os ruego que reafirméis vuestro amor hacia él. Pues también con este fin os escribí(J), para poneros a prueba[d](K) y ver si sois obedientes en todo(L). 10 Pero a quien perdonéis algo, yo también lo perdono; porque en verdad, lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, lo hice por vosotros en presencia de Cristo(M), 11 para que Satanás(N) no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus ardides(O).

De Troas a Macedonia

12 Cuando llegué a Troas(P) para predicar el evangelio de Cristo(Q), y se me abrió una puerta en el Señor(R), 13 no tuve reposo en mi espíritu al no encontrar a Tito(S), mi hermano; despidiéndome, pues, de ellos(T), salí para Macedonia(U).

Triunfantes en Cristo

14 Pero gracias a Dios(V), que en Cristo siempre nos lleva en triunfo(W), y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia(X) de su conocimiento(Y). 15 Porque fragante aroma[e](Z) de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden(AA); 16 para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida(AB). Y para estas cosas ¿quién está capacitado[f](AC)? 17 Pues no somos como muchos, que comercian con[g] la palabra de Dios(AD), sino que con sinceridad(AE), como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo(AF).

Footnotes

  1. 2 Corintios 2:5 Lit., para no ser gravoso
  2. 2 Corintios 2:7 Lit., el tal
  3. 2 Corintios 2:7 Lit., excesiva
  4. 2 Corintios 2:9 Lit., conocer la prueba vuestra
  5. 2 Corintios 2:15 Lit., fragancia
  6. 2 Corintios 2:16 O, es suficiente
  7. 2 Corintios 2:17 O, corrompen

ESTO pues determiné para conmigo, no venir otra vez á vosotros con tristeza.

Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegrará, sino aquel á quien yo contristare?

Y esto mismo os escribí, porque cuando llegare no tenga tristeza sobre tristeza de los que me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros.

Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis contristados, mas para que supieseis cuánto más amor tengo para con vosotros.

Que si alguno me contristó, no me contristó á mí, sino en parte, por no cargaros, á todos vosotros.

Bástale al tal esta reprensión hecha de muchos;

Así que, al contrario, vosotros más bien lo perdonéis y consoléis, porque no sea el tal consumido de demasiada tristeza.

Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.

Porque también por este fin os escribí, para tener experiencia de vosotros si sois obedientes en todo.

10 Y al que vosotros perdonareis, yo también: porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en persona de Cristo;

11 Porque no seamos engañados de Satanás: pues no ignoramos sus maquinaciones.

12 Cuando vine á Troas para el evangelio de Cristo, aunque me fué abierta puerta en el Señor,

13 No tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado á Tito mi hermano: así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.

14 Mas á Dios gracias, el cual hace que siempre triunfemos en Cristo Jesús, y manifiesta el olor de su conocimiento por nosotros en todo lugar.

15 Porque para Dios somos buen olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden:

16 A éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y á aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente?

17 Porque no somos como muchos, mercaderes falsos de la palabra de Dios: antes con sinceridad, como de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.

Decidí, pues, no causaros de nuevo tristeza con mi visita. Porque si yo os entristezco ¿quién podrá alegrarme a mí? ¡Tendría que ser el mismo a quien yo causé tristeza! Por eso precisamente os escribí como lo hice; para que cuando vaya a visitaros, no me causen tristeza los que deben ser fuente de gozo para mí. Tanto más cuanto que estoy convencido, en lo que a vosotros respecta, que mi alegría es también la vuestra. Os escribí, en efecto, bajo el peso de una inmensa congoja, con el corazón lleno de angustia y anegado en lágrimas. Pero no era mi intención entristeceros; sólo quería haceros caer en la cuenta de que mi amor por vosotros no tiene límites.

Perdón para el ofensor

Y si alguno ha sido causa de tristeza, lo ha sido no sólo para mí, sino —en parte, al menos, para no exagerar— también para todos vosotros. La mayoría de vosotros ya le ha impuesto un castigo que considero suficiente. Lo que ahora procede es que le perdonéis y lo animéis no sea que el exceso de tristeza lo empuje a la desesperación. Por eso, os recomiendo que le deis pruebas de amor. Precisamente os escribí para comprobar si estabais dispuestos a obedecerme sin reservas. 10 A quien vosotros perdonasteis, también yo le perdono; en realidad, lo que yo he perdonado —si algo he tenido que perdonar— lo he hecho por vosotros, y el mismo Cristo es testigo. 11 Hay que evitar que Satanás saque partido de esto, conociendo como conocemos sus ardides.

Breve estancia en Troas

12 Me dirigí, pues, a Troas para anunciar el mensaje de Cristo y, aunque se me ofrecía allí una magnífica oportunidad de trabajar por el Señor, 13 mi corazón estaba sobre ascuas al no encontrar allí a Tito, mi hermano. Así que me despedí de ellos y salí para Macedonia.

II.— EL MINISTERIO APOSTÓLICO (2,14—7,16)

Acción de gracias

14 Gracias sean dadas a Dios que en todo momento nos asocia al cortejo triunfal de Cristo y que, valiéndose de nosotros, esparce por todas partes como suave aroma su conocimiento. 15 Porque tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden, somos como buen olor que Cristo ofrece a Dios: 16 para los que se pierden, aroma que lleva inexorablemente a la muerte; para los que se salvan, fragancia que conduce a la vida.

Ministros de la nueva alianza

Y ¿quién estará a la altura de tan gran responsabilidad? 17 Porque no somos como tantos otros que trafican con la palabra de Dios. Al contrario, en la presencia de Dios y unidos a Cristo decimos con sinceridad lo que Dios nos inspira.

En realidad, decidí no hacerles una visita que los dejara tristes, porque si los entristezco, ¿quién me alegrará después? Solamente ustedes, a los que habré entristecido. Precisamente por eso les escribí, para que al llegar no me entristecieran los que debían alegrarme. Estaba seguro de que la felicidad de ustedes estaba íntimamente ligada con la mía.

Y cuando les escribí, se me partía el corazón al hacerlo. Lo digo con sinceridad: lloré muchísimo. Mi intención no era hacerlos sufrir, pero tenía que demostrarles cuán grande es el amor que les tengo.

Perdón para el pecador

Aquel hombre, el causante de tanta tristeza, no me la causó sólo a mí sino también a ustedes, aunque yo exagere. Para él ya es bastante el castigo que la mayoría le impuso. Ya es hora de perdonarlo y consolarlo, no vaya a ser que se consuma de tanta tristeza. Les ruego que le muestren que todavía lo aman. Les escribí de aquella manera precisamente para ver hasta dónde me obedecían. 10 Yo perdonaré a cualquiera que perdonen. Y lo que yo haya perdonado, si algo tenía que perdonar, lo he hecho por ustedes delante de Cristo, 11 para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues ya conocemos sus malas intenciones.

Ministros del nuevo pacto

12 Bien, cuando llegué a la ciudad de Troas, el Señor me proporcionó formidables oportunidades para predicar el evangelio de Cristo. 13 Pero Tito, mi amado hermano, no estaba allí cuando llegué. Tan intranquilo me puso esto que me despedí y fui a buscarlo a Macedonia.

14 Pero, ¡gracias a Dios que siempre nos lleva en el desfile victorioso de Cristo! y dondequiera que vamos nos usa para hablar a otros y para esparcir el evangelio como perfume fragante.

15 Para Dios somos como la fragancia de Cristo; olor que llega a los que se salvan y a los que se pierden. 16 Para estos, somos un olor de muerte que lleva la muerte; pero para los otros, somos un olor de vida que lleva a la vida. Y ¿quién está perfectamente capacitado para una tarea como esta? 17 Nosotros fuimos enviados por Dios para anunciar el evangelio con sinceridad delante de Dios, porque estamos unidos a Cristo. No somos como esos que predican la palabra de Dios por lucro.