2 Corintios 11
Reina-Valera 1995
Pablo y los falsos apóstoles
11 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme, 2 porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo, 4 porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis. 5 Pienso que en nada he sido inferior a aquellos «grandes apóstoles», 6 pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y de todas maneras os lo hemos demostrado.
7 ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fuerais enaltecidos, por cuanto os he predicado de balde el evangelio de Dios? 8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. 9 Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me cuidé y me cuidaré de seros una carga. 10 Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya. 11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
12 Pero lo que hago, lo seguiré haciendo, con el fin de quitar la ocasión de los que la desean para ser hallados semejantes a nosotros en aquello en que se glorían, 13 porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. 14 Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
Sufrimientos de Pablo como apóstol
16 Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. 17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como si estuviera loco, con la confianza de tener de qué gloriarme. 18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré, 19 porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos, 20 pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. 21 Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles.
Pero en lo que otro sea atrevido (hablo con locura), también yo lo sea. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos, más abundante; en azotes, sin número; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces. 24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he sido náufrago en alta mar; 26 en caminos, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez. 28 Y además de otras cosas, lo que sobre mí se añade cada día: la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién enferma y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar y yo no me indigno?
30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme; 33 y fui descolgado en un canasto desde una ventana del muro, y escapé de sus manos.
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