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La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual. Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo[a] y vivirá en santidad y honor, no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos. Nunca hagan daño ni engañen a otro creyente en este asunto, teniendo relaciones sexuales con su esposa,[b] porque el Señor toma venganza de todos esos pecados, como ya les hemos advertido solemnemente. Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.

Pero no hace falta que les escribamos sobre la importancia de amarse mutuamente,[c] pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.

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Footnotes

  1. 4:4 O cada uno sabrá cómo tomar a una esposa para sí mismo; o cada uno aprenderá a vivir con su propia esposa; en griego dice cada uno sabrá cómo poseer su propia vasija.
  2. 4:6 En griego Nunca hagan daño ni engañen a un hermano en este asunto.
  3. 4:9 En griego sobre el amor fraternal.

Porque esta es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes: que se aparten de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo en santificación y honor, no con bajas pasiones como los gentiles que no conocen a Dios; y que en este asunto nadie atropelle ni engañe a su hermano; porque el Señor es el que toma venganza en todas estas cosas, como ya les hemos dicho y advertido. Porque Dios no nos ha llamado a la impureza sino a la santificación. Por lo tanto, el que rechaza esto no rechaza a hombre sino a Dios quien les[a] da su Espíritu Santo.

Pero con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros.

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Footnotes

  1. 1 Tesalonicenses 4:8 Algunos mss. antiguos tienen nos.

Dios quiere que sean santos; que no cometan inmoralidades sexuales; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y respetuosa; que no se dejen llevar por los malos deseos, como hacen los paganos que no conocen a Dios, y que nadie le haga daño a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todas estas cosas, como ya se lo habíamos dicho y advertido. Dios no nos ha llamado a vivir de manera impura, sino santa. Por eso, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.

Con respecto al amor entre los hermanos, no hace falta que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.

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Lo que Dios quiere es que ustedes lleven una vida santa, que nadie cometa inmoralidades sexuales y que cada uno sepa dominar su propio cuerpo en forma santa y respetuosa, no con pasión y malos deseos como las gentes que no conocen a Dios. Que nadie abuse ni engañe en este asunto a su prójimo, porque el Señor castiga duramente todo esto, como ya les hemos advertido. Pues Dios no nos ha llamado a vivir en impureza, sino en santidad. Así pues, el que desprecia estas enseñanzas no desprecia a ningún hombre, sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.

En cuanto al amor entre hermanos, no tienen necesidad de que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.

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La voluntad de Dios es que ustedes sean santificados, que se aparten de toda inmoralidad sexual, que cada uno de ustedes sepa tener su propio cuerpo en santidad y honor, y no en pasiones desordenadas, como la gente que no conoce a Dios. Ninguno debe agraviar ni engañar en nada a su hermano; porque el Señor toma en cuenta todo esto, como ya les hemos dicho y declarado. Pues Dios no nos ha llamado a vivir en la inmundicia, sino a vivir en santidad. El que desecha esto, no desecha a un hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

En cuanto al amor fraternal, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado que ustedes deben amarse los unos a los otros,

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